Todo comenzó en 1890 en la localidad de Quilmes. Ahí, Otto Bemberg trabajó arduamente para elaborar una cerveza que estuviera a la altura de su tradición alemana y luego de dos años, esa idea con la que llegó de Europa, no sólo se convertiría en realidad, sino que, adaptada al paladar argentino con el tiempo se convertiría en la cerveza más importante del país.
Luego de obtener los granos de cebada, estos son llevados a nuestras malterías donde comienza el proceso.
El grano de cebada es partido para aprovechar todos sus nutrientes. Se lo mezcla con agua para obtener el mosto, un líquido espeso y de sabor dulce. Luego de agregar el agua, agregamos el maíz al proceso.
Aqui hervimos el mosto a más de 100° y agregamos otro ingrediente: el lúpulo, luego creamos las condiciones necesarias para comenzar la fermentación y maduración.
La fermentación es un proceso que dura 14 días en el agregamos la levadura tipo lager, que es la encargada de generar la carbonatación y el alcohol natural en el mosto. Luego se deja al mosto estabilizarse, madurar y reposar.
El filtrado nos permite obtener el color brillante y dorado de nuestra Quilmes, para luego pasar a la etapa en la cual envasamos y pasteurizamos nuestra cerveza. Este proceso es el que nos permite optimizar su conservación.